La transformación de la consultoría

Como todo en esta vida, el mundo de la consultoría también ha mutado con el paso del tiempo.

Las empresas consultoras tradicionales se instalaban en el seno de las que las contrataban, hacían un diagnóstico de lo que sucedía y se llevaba a cabo la solución al problema.

No estaban especializadas en nada en particular y sin embargo controlaban de todo al mismo tiempo. Los problemas se entendían como genéricos y la consultora los resolvía por medio de sus profesionales.

¿Y cómo se entiende la consultoría a día de hoy?

Siguen existiendo las consultoras generales, pero lo más habitual es que las empresas contraten a las especializadas en los distintos departamentos que forman la empresa.

Por ejemplo, existen consultoras de marketing online, de recursos humanos, de internacionalización o financieras, entre otras muchas. Es decir, prácticamente hay asesorías de todos los campos de la empresa como puedes ver aquí.

¿Nuestra empresa no consigue captar clientes al ritmo que esperábamos?

Contratamos una empresa consultora especializada en marketing, en posicionamiento web, en diseño o estrategia empresarial y que nos enseñe cómo mejorar.

¿Necesitamos ayuda en la parte financiera? Contactamos con una asesoría experta en temas fiscales y seguro que nos solucionan la papeleta.

Lo mismo para los temas de Recursos Humanos, de innovación, asesoramiento en subvenciones y concursos públicos, internacionalización y mucho más.

Una consultora es, una empresa que diagnostica un problema y propone soluciones y acciones para resolverlo. A veces la propia asesoría es la solución y otras la Empresa se ocupa de arreglar la situación por sí misma.

¿Cómo actúa un consultor en nuestra empresa?

Los consultores son gente generalmente con formación universitaria; en caso de carecer de la misma lo suelen paliar con una pila importante de experiencia a sus espaldas.

A pesar de ello, y por mucho que hayan estudiado en la mejor universidad del mundo o hayan trabajado de lo mismo durante cincuenta años, jamás podrá ayudar a nuestra empresa sin conocerla a fondo.

Lo primero que hace un consultor es empaparse de todos los elementos que forman parte de la empresa que tiene el problema. El personal, el material, los métodos de trabajo, los hábitos y procesos, las condiciones laborales, los horarios, el lugar de trabajo… Cuanto más entienda el funcionamiento interno mejor podrá hacer su trabajo.

Identificados todos los agentes, procesos y factores, la misión por la que más cobra un consultor de empresas es la de dar con el problema o la carencia y ponerle fin al menor coste posible. Es su tarea la de minimizar los esfuerzos −en términos económicos y temporales− que conlleva la solución. Con el sistema estudiado, el consultor se retira a su empresa y elabora un plan con posibles líneas a seguir, seleccionando aquellos más factibles para la empresa que lo ha contratado.

Entonces prepara su propuesta y vuelve a la firma. Allí expone las conclusiones que ha sacado en claro y propone las líneas a seguir por parte de los afectados.

¿Se trata de un consultor de recursos humanos? Se convierte en el encargado del nuevo personal y enseña al responsable en cuestión de la empresa cliente.

¿Es de marketing online? Da las directrices pertinentes a los responsables del sector para que éstos las transmitan a los trabajadores llanos y éstos, a su vez, empiecen a ejecutar el fin del problema.

¿Es un consultor para abrirse paso en un nuevo mercado? Después de estudiar bien los recursos de la empresa y los posibles escenarios, el profesional aconsejará qué hacer para que el paso resulte viable, en caso de que pudiera. Es tarea suya el desaconsejar los pasos en falso.

¿Qué consigue nuestra empresa con la ayuda de un consultor?

Pues todo tipo de cosas relacionadas con el término “mejorar”.

Imaginemos que tenemos un problema focalizado: el consultor nos sugerirá la solución con el ratio coste/efectividad más bajo y seremos nosotros los que hagamos de brazo ejecutor.

¿Y si no encontramos el problema?

Como hemos dicho, el consultor de empresas también ejerce de identificador; tarea suya será diagnosticar lo que sucede y proponer la solución pertinente.

¿Y si queremos crecer?

Si se trata de un crecimiento interno general el consultor nos explicará qué potenciar, de qué prescindir, qué es indispensable, qué nos podemos ahorrar, hacia dónde tirar, qué decisiones tomar y dónde no precipitarnos. Su experiencia previa y su vasto conocimiento en casos similares harán de guía para que el proceso salga de la forma más adecuada.